La técnica en cuestión consistía en el envío de mensajes HTML en los que eran incluidas referencias a imágenes externas. Si conocéis algo este lenguaje de marcas, sabréis que para hacer referencia a una imagen en un contenido hipertexto basta con utilizar el tag IMG como se muestra a continuación:
<img src="DirecciónDeLaImagen" alt="Contenido textual alternativo" >
El texto "DirecciónDeLaImagen" es la URL del recurso gráfico en cuestión, por ejemplo, http://www.google.com/images/logo_sm.gif. De esta forma, cuando un browser encuentra una marca de este tipo, acude a la dirección especificada, descarga el archivo (imagen, en este caso) y lo muestra al usuario integrado en el contenido de la página.
El caso es que una URL puede contener algo más que la dirección de un recurso, puede ir acompañada de parámetros. Por ejemplo, es perfectamente válido, y lo habréis visto más de una vez el uso de cadenas más complejas, de tipo http://www.loquesea.com/imagen?usuario=jmaguilar. Esto provoca que, cuando el navegador va a la dirección indicada a obtener el archivo, transmite al servidor el parámetro indicado (en el ejemplo, le transmitiría un parámetro llamado 'usuario' con un valor igual a 'jmaguilar'). El servidor en el que se aloja, a la vista de ese parámetro, puede actuar como considere oportuno.
Aplicado al siniestro mundo del spammer, esto ofrece unas posibilidades realmente interesantes. Pongamos que envío un mensaje a una víctima, incluyendo una imagen en cuyo origen (src) añado un parámetro que permite al servidor determinar el usuario que está solicitando la misma. Cada vez que este incauto individuo abra este mensaje, recibiré en mi servidor una petición de la imagen que, gracias al parámetro, sé de quién proviene, permitiéndome por ejemplo:
- primero y principal: asegurar que la dirección de email a la que envié el mensaje es correcta, y pasarla a mi carpeta de "destinatarios seguros". Puedo seguir enviando, pues, mensajes a esta persona con la seguridad de que lo va a recibir. De hecho, supongo que este es el motivo de que los que usamos la misma cuenta desde hace años, recibamos tal cantidad de spam. Seguro que en su día hemos confirmado, sin saberlo, nuestra existencia, y estamos en las "listas selectas".
- contar el número de veces que la persona abre el mensaje. ¿Podría esto servirme para determinar que realmente mi víctima está algo más interesado de lo normal en mi producto?
- modificar la imagen al vuelo, variando detalles del mensaje. Por ejemplo, si es la primera vez que el usuario accede, utilizar un mensaje publicitario; si accede de nuevo, ofrecerle una oferta más jugosa; si vuelve a acceder, emplear técnicas más agresivas de venta.
Afortunadamente, desde hace tiempo los clientes de correo basados en aplicaciones de escritorio no permiten, sin consentimiento del usuario, la descarga de imágenes externas, lo que evita la petición del fichero al servidor. Hay otros tipos de cliente, como los webmails que, en cambio, siguen descargando del origen cualquier recurso externo.
En cualquier caso, la técnica es interesante y demuestra, una vez más, la habilidad de los expertos del lado oscuro para aprovechar las posibilidades (o agujeros) existentes en cada momento en beneficio propio.
Publicado por José M. Aguilar a las 9:39 p. m.
Etiquetas: antispam, nostalgia, programación, protocolos, spam, tags, técnicas de spam
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