martes, 16 de mayo de 2006
De vez en cuando surge algo que hace cambiar tu vida, tu forma de trabajar y de ver las cosas.
Casi me cuestra trabajo recordar cómo se trabajaba con MS-DOS, con una matriz de 80x25 caracteres chillones sobre fondo negro, interactuando sólo a base de pulsar teclas y (secretas) combinaciones de éstas. Existe un antes y un después de la llegada de los entornos gráficos, y más concretamente, de Windows como impulsor de este cambio.
También recuerdo la llegada de la revolución internet. Los que estábamos enganchados a las comunicaciones a través de las BBS y Fidonet (¡qué tiempos!) mirábamos recelosos esa nueva tecnología que prometía acceso instantáneo a casi ilimitada información, independientemente de la ubicación de ésta, servicios interactivos (chats), correo electrónico también casi instantáneo... Se puede imaginar la revolución que esto significaba en un mundo donde, a modo informativo, un mensaje personal enviado a través de Fidonet (netmails) podía tardar días, incluso semanas, en llegar a su destino; y por supuesto, nada de webs ni información hipertexto: los servicios se limitaban a foros y envío o recepción de archivos a servidores.
¡Y para qué hablar de la banda ancha! Es increíble cómo el mismo cable que conectábamos al flamante módem de 2400bps es capaz de mover ahora casi mil veces más información en el mismo tiempo, con un coste bastante razonable. ¡Esto sí que ha sido una revolución!
Y ahora que lo pienso, estos tres temas que he comentado se han producido cada cinco años, aproximadamente. Veamos... si partimos de que el paso de MS-DOS a Windows se produjo en la primera mitad de los noventa, la popularización de Internet en la segunda, y la de la banda ancha durante los años del nuevo siglo, podemos conjeturar que:
Ahí queda eso.
Casi me cuestra trabajo recordar cómo se trabajaba con MS-DOS, con una matriz de 80x25 caracteres chillones sobre fondo negro, interactuando sólo a base de pulsar teclas y (secretas) combinaciones de éstas. Existe un antes y un después de la llegada de los entornos gráficos, y más concretamente, de Windows como impulsor de este cambio.
También recuerdo la llegada de la revolución internet. Los que estábamos enganchados a las comunicaciones a través de las BBS y Fidonet (¡qué tiempos!) mirábamos recelosos esa nueva tecnología que prometía acceso instantáneo a casi ilimitada información, independientemente de la ubicación de ésta, servicios interactivos (chats), correo electrónico también casi instantáneo... Se puede imaginar la revolución que esto significaba en un mundo donde, a modo informativo, un mensaje personal enviado a través de Fidonet (netmails) podía tardar días, incluso semanas, en llegar a su destino; y por supuesto, nada de webs ni información hipertexto: los servicios se limitaban a foros y envío o recepción de archivos a servidores.
¡Y para qué hablar de la banda ancha! Es increíble cómo el mismo cable que conectábamos al flamante módem de 2400bps es capaz de mover ahora casi mil veces más información en el mismo tiempo, con un coste bastante razonable. ¡Esto sí que ha sido una revolución!
Y ahora que lo pienso, estos tres temas que he comentado se han producido cada cinco años, aproximadamente. Veamos... si partimos de que el paso de MS-DOS a Windows se produjo en la primera mitad de los noventa, la popularización de Internet en la segunda, y la de la banda ancha durante los años del nuevo siglo, podemos conjeturar que:
Vale, admito que es un poco arriesgado. Pero hagamos una apuesta: si antes de finalizar el 2009 no ha surgido nada revolucionario en los términos que estoy describiendo, tenéis mi bendición para venir aquí y reventarme el buzón de correo a base de comentarios insultantes."Cada cinco años se produce la llegada de una tecnología, producto o filosofía de trabajo que revoluciona nuestras vidas"
Ahí queda eso.
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