Tradicionalmente utilizo claves artificiales, más concretamente autonuméricos, para casi todo. Incluso a veces más de la cuenta, en esas ocasiones en las que es antinatural no usar claves naturales, valga la rebuscada frase. Sin embargo, la facilidad con la que se manejan estos identificadores, la maximización del rendimiento y espacio ocupado hacen que olvide cualquier otro criterio y me incline hacia esos números consecutivos que automáticamente el sistema genera para nosotros.
Sin embargo, cualquiera que haya usado autonuméricos para diseñar una aplicación medianamente compleja se habrá topado con una serie de inconvenientes como:
- la imposibilidad para predecir su valor. En otras palabras, hay veces que debemos dividir las sentencias o interfaces de introducción de datos en tablas enlazadas en varios pasos, con objeto de obtener los autonuméricos asignados en algunas de ellas y poder establecerlos en las tablas que vinculan a éstas.
- no son consecutivos, determinados acontecimientos como la cancelación de una transacción pueden hacer que aparezcan huecos en las asignaciones, lo que puede provocar el efecto pánico de borrado accidental.
- son problemáticos a la hora de volcar información entre tablas o bases de datos distintas. Por ejemplo, para exportar una serie de tablas relacionadas mediante IDs de una base de datos a otra, suele ser necesario la creación de scripts o incluso aplicaciones relativamente complejas que traduzcan los identificadores de la base de datos origen a los asignados en la de destino, manteniendo las relaciones intactas. Labor de monos, vaya.
- en el mismo escenario anterior, puede ocurrir que a la hora de realizar fusiones entre tablas un identificador concreto esté ocupado en ambas, lo que hace necesario de nuevo la creación de aplicaciones de volcado.
A estos casos, seguro que habituales, hay que añadir otros escenarios más complejos y menos cotidianos, como los relativos a bases de datos distribuidas, sincronizaciones o replicaciones.
Los GUID pueden solucionar en parte estos problemas, puesto que ofrecen las ventajas de la unicidad, ampliada más allá del alcance de la simple tabla, a la vez que permiten una manipulación más directa por parte del usuario, es decir:
- los GUID son únicos de verdad, y de forma universal. Vamos, que no se van a repetir (recordemos que existen más de 1038 valores distintos) ni siquiera en tablas distintas, ni en bases de datos diferentes. Ideal para entornos distribuidos, mezclas de datos, volcados, etc.
- pueden ser generados por aplicaciones, no es necesario esperar a crear un registro para obtener el GUID que será asignado a un registro; podemos generarlo de forma anticipada desde nuestra aplicación y utilizarlo a nuestro antojo.
Pero como casi todo en la vida, esto tiene su precio. Los principales inconvenientes son el mayor consumo de espacio, con la consiguiente merma del rendimiento en consultas y actualizaciones, dispersión de los valores creados (problemático en el uso de clústers o agrupaciones por valores) y, para mi gusto, casi lo peor de todo: la dificultad para depurar (¿quién ve práctico buscar en una tabla diciendo select * from clientes where id={BAE7DF4-DDF-3RG-5TY3E3RF456AS10} en vez de select * from clientes where id=17?).
2 Comentarios:
Me parece muy interesante este tema, pero como puedo crear un guid desde programación?
¿Me podrias ayudar?
Guid g = Guid.NewGuid(); C#
Enviar un nuevo comentario