Pues eso, ya estoy aquí. Después de una estancia en territorio Marroquí de cinco días, he tenido la ocasión de saborear la enorme alegría de volver a casa. Y es que todos estos viajes acaban resumiéndose en una palabra: "Paliza".
Desde el punto de vista profesional, un éxito. Se han cerrado aspectos de vital importancia para el proyecto, y se han creado nuevos vínculos con el personal "de allí", fundamental para poder continuar trabajando juntos y de forma coordinada.
Durante estos cinco días hemos estado en Casablanca, Kenitra, y Tánger. Las jornadas de reuniones eran amplias, lo cual no ha permitido dedicar mucho tiempo a hacer turismo, sólo una tarde-noche, que nos hemos acercado a un mercado (zoco) en Rabat, la capital del reino, donde hemos podido disfrutar el ambiente mercantil de estos lugares y comprar algunos detallitos.
La opinión del país con la que me he ido es diferente a la que tenía antes de visitarlo, formada únicamente por tópicos y comentarios puntuales de conocidos que habían pasado allí algunos días de vacaciones. Aunque sí, es cierto que las diarreas han tenido su protagonismo en la visita, que hay mucha pobreza y se persigue bastante al forastero con objeto de sacarte algunas perrillas, y que la conducción es en general muy temeraria, pero no es menos cierto es que los marroquíes resultan muy acogedores, con una gran simpatía y educación, y se esfuerzan enormemente en agradar al visitante, que la comida es muy buena, y que las ciudades (al menos las grandes) son muy parecidas a las occidentales.
En fin, ahora toca dormir como un oso, que el fin de semana es corto.
Nos vemos.
No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.